Queremos pacientes empoderados, activos, co-rresponsables, informados, y todas esas cosas. Queremos pacientes competentes. Les informamos y les decimos qué es lo que tiene que hacer un paciente informado y un paciente experto o un paciente activo. No les informamos para que ellos decidan, les informamos y capacitamos para que ellos decidan lo que nosotros queremos que decidan. Nos pasa a nivel "micro" en la consulta cuando hacemos aquello de la toma de decisiones compartidas. Esta muy bien eso...hasta que el paciente decide que el quiere comprar otra moto distinta a la que nosotros le queremos vender. Saltan nuestras alarmas mentales, los resortes que activan nuestros esquemas de pensamiento tradicionales se activan, es posible que nos entre un tic nervioso en el ojo, y buscamos desesperadamente como hacerle entender a la persona que tenemos delante que tenemos que elegir conjuntamente entre A, B ó C y que D no es una opción que se contemple.
Las organizaciones e instituciones sanitarias quiere pacientes que tomen las riendas de su enfermedad. ¿Para qué los quiere? ¿Para que hagan un consumo más razonable de los recursos del sistema? ¿O porque quiere ciudadanos emancipados y con sentido crítico que puedan cuestionar el modelo de atención sanitaria que se les ofrece?
Por cierto que algo de esto también sería extrapolable a las empresas. Queremos una empresa viva, dinámica, donde se generen sinergias entre sus trabajadores que les conduzca a implicarse en las líneas estratégicas de la organización. Contamos contigo! Contamos con vosotros!....Pero bueno, tampoco os mováis tanto, que de tanto aportar nos dais mucha guerra. Hacer, pero hacer sin pensar mucho y sin cuestionar tampoco tantas cosas. Y no hablo de "echarse al monte", hablo de iniciativas responsables, de actividades exitosas, de espacios de reflexión constructiva, etc...
En definitiva, allá dónde hay jerarquía y poder, hay miedo. Miedo a la apertura, miedo al "ruido", miedo a que la silla se mueva, miedo a sentirse cuestionado, miedo a que alguien diga que, efectivamente, "el rey está desnudo". La innovación está en la periferia. Y para que un proceso innovador sea creíble, tiene que llevar implícita la posibilidad de inmolación de lo ahora existente. De otro modo, no "haremos", sólo "haremos que parezca que hacemos"
PD La foto es la portada del tebeo "Los combates cotidianos" de Manu Larcenet