miércoles, 2 de diciembre de 2009

No linchemos a nadie más.

Me falta la tranquilidad necesaria para escribir sobre el triste caso de la muerte de Aitana, la niña canaria y de toda la cadena de despropósitos posterior.
Solo quiero decir que, apesar de todo, algunos compañeros no lo hacen tan mal como reflejan los casi 5.800 informes de denuncia de posibles malos tratos de violencia doméstica que se han contabilizado en la comunidad valenciana.
Los listos que todo lo saben y que tienen mucha experiencia y serenidad en enfrentarse a este tipo de situaciones en el contexto de un servicio de urgencias médicas (lo que les ha hecho abordar el tema con la profesionalidad y frialdad que les caracteriza) necesitaban un chivo expiatorio y los cobardes, como la ministra, de sanidad prefieren siempre ponerse con el viento a favor. Siempre queda alguien que en este caso da la cara para pedir serenidad.